Si eres un amante de los tomates y te gustaría tener tus propias semillas para tener un huerto urbano lleno de tomates cada año, estás de suerte. Guardar semillas de tomate es algo sumamente sencillo y rápido de hacer. Aquí te explicamos cómo guardar las semillas de tomate en pocos pasos:
Primero, selecciona un tomate maduro. Si estás buscando semillas con un sabor único, elige un tomate de un tipo específico. Si estás buscando semillas para lograr el mismo cultivo de tomate año tras año, elige un tomate de una variedad de cultivo certificado.
Después, corta el tomate y extrae las semillas con cuidado. Para esto, es recomendable que uses una cuchara para extraer las semillas del interior del tomate. Si notas que hay mucha pulpa alrededor de las semillas, no te preocupes, ya que eso no afecta el proceso de guardar las semillas.
Ahora, coloca las semillas en un recipiente con un poco de agua tibia. Coloca una pequeña cantidad de agua para que las semillas floten y se mantengan húmedas. Deja que las semillas reposen por aproximadamente 10 minutos para que se desprenda toda la pulpa.
Posteriormente, coloca las semillas en una bolsa de papel y etiquétala con el nombre de la variedad de tomate y la fecha de recolección. Luego, pon la bolsa en un lugar fresco y seco y deja que las semillas se sequen por completo. Esto puede tomar entre 3 y 5 días.
Una vez que las semillas estén completamente secas, guarda la bolsa en una bolsa de plástico o en un frasco para mantenerlas a salvo de la humedad. Por último, etiqueta el recipiente con el nombre de la variedad de tomate y la fecha de recolección para que puedas identificar las semillas más fácilmente.
Y listo. Ya puedes guardar las semillas de tomate para tener tu propio huerto urbano lleno de tomates cada año. ¡Estamos seguros de que te encantará tener tu propia cosecha de tomates!
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1. ¿Por qué guardar semillas de tomate?
¿Alguna vez te has preguntado por qué guardar semillas de tomate? ¿Puedes hacer tu propia semilla? Hay muchas ventajas de guardar semillas de tomate, desde ahorrar dinero hasta asegurar la variedad de tu propio huerto.
La primera razón para guardar semillas de tomate es que puedes ahorrar una gran cantidad de dinero. Comprar semillas de tomate puede ser caro y si tienes un huerto en tu patio trasero, querrás asegurarte de que tengas bastantes para cubrir toda tu cosecha. Al guardar tus propias semillas, puedes ahorrar dinero a largo plazo.
Otra razón para guardar semillas de tomate es que puedes asegurar la variedad de tu propio huerto. Si compras semillas de tomate de una tienda, puedes estar seguro de que son de la misma variedad cada vez. Sin embargo, al guardar tus propias semillas, puedes asegurarte de que obtienes la mejor variedad para tu huerto. Esto significa que puedes probar diferentes variedades de tomates para ver cuáles son las mejores para tu huerto.
Además, al guardar tus propias semillas de tomate, puedes asegurarte de que estás obteniendo las mejores semillas posibles. Al comprar semillas de una tienda, no tienes control sobre cómo se han cultivado. Al guardar tus propias semillas, puedes asegurarte de que estás obteniendo la mejor calidad de semillas. Esto significa que tendrás la mejor cosecha posible.
Finalmente, al guardar tus propias semillas de tomate, puedes asegurarte de que tienes semillas de la mejor calidad. Al comprar semillas de una tienda, puedes estar seguro de que están frescas, pero al guardar tus propias semillas, puedes asegurarte de que son de la mejor calidad. Esto significa que tendrás una mejor cosecha de tomates.
2. Pasos para guardar semillas de tomate
Guardar semillas de tomate puede parecer intimidante al principio, pero es más fácil de lo que piensas. Aquí hay algunos pasos para guardar tus propias semillas de tomate.
Primero, es importante escoger las semillas de tomate adecuadas. Debes elegir los tomates que sean maduros, de color rojo brillante y de buen sabor. Esto asegurará que obtendrás la mejor calidad de semillas.
Una vez que hayas escogido los tomates adecuados, quítalos de la planta y lávalos con agua para quitar cualquier residuo. Luego, corta el tomate en dos y saca las semillas. Asegúrate de que no queden restos de pulpa en las semillas.
Una vez que hayas retirado todas las semillas, colócalas en una bolsa de papel y colócala en un lugar fresco y oscuro. Las semillas deben estar secas antes de guardarlas, así que asegúrate de que estén completamente secas antes de guardarlas.
Una vez que las semillas estén completamente secas, colócalas en un recipiente sellado herméticamente y colócalo en un lugar fresco y seco. Asegúrate de que el recipiente esté bien sellado para evitar que se acumule humedad.
Finalmente, etiqueta el recipiente con la fecha en la que guardaste las semillas. Esto te ayudará a recordar cuándo guardaste las semillas y te ayudará a saber cuándo son las semillas más frescas.
Y eso es todo. Guardar semillas de tomate no es tan difícil como parece. Si sigues estos pasos, tendrás semillas de tomate de la mejor calidad para tu huerto.