¿Recuerdas la primera vez que probaste una mandarina? Probablemente fue una experiencia refrescante y dulce que te dejó con deseos de más. Pero, ¿de dónde vienen las mandarinas?
En realidad, provienen del sudeste asiático. Esta fruta fue nombrada por los portugueses en el siglo XVIII. Los comerciantes portugueses la llamaron «mandarina» en honor al emperador chino, cuyos funcionarios se vestían con una túnica de color anaranjado intenso. Sin embargo, hoy en día, también se conocen como tangerinas, clementinas y naranjas de Satsuma.
Las mandarinas se cultivan en todo el mundo. Desde Europa hasta América del Norte, esta fruta es una parte vital de la producción de frutas. En los últimos años, la producción de mandarinas se ha desplazado hacia el este, ya que los agricultores asiáticos han descubierto nuevas variedades que tienen mejor sabor y se adaptan mejor a su clima.
Las mandarinas tienen una larga historia en la medicina tradicional china. Se cree que ayudan a mejorar la digestión, aliviar el estrés y mejorar el sistema inmunológico. Se dice que también son ricas en vitaminas y minerales, como la vitamina C, el potasio y el magnesio. Además, esta fruta contiene una gran cantidad de antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres y mantener la piel sana.
Si estás interesado en cultivar mandarinas en tu propio huerto urbano, aquí hay algunos consejos útiles:
- Plantar en suelos bien drenados.
- Mantener un buen nivel de humedad en el suelo.
- Regar regularmente, pero no en exceso.
- Evitar la exposición al sol directo durante largos períodos de tiempo.
- Aplicar fertilizante orgánico para mejorar la calidad del suelo.
No hay duda de que las mandarinas son una fruta deliciosa y nutritiva. Si quieres disfrutar de una fruta refrescante y saludable, ¡empieza a cultivar tu propio huerto de mandarinas!
¿Cómo cultivar mandarinas en un huerto urbano?
Las mandarinas son una fruta deliciosa y saludable, y cultivarlas en un huerto urbano puede ser una excelente manera de aprovechar el espacio reducido al máximo. ¡Y lo mejor de todo es que no es tan difícil como parece!
Lo primero que necesitas hacer es elegir la variedad adecuada. Si tu huerto urbano está en un clima cálido, entonces las variedades de mandarinas como la Clementina, la Tangerina, la Satsuma, la Orri y la Owari son excelentes opciones. Si estás en un clima más frío, entonces la mejor opción para ti es la mandarina tardía, que es resistente a las heladas.
Una vez que hayas elegido la variedad adecuada, necesitarás un lugar soleado para plantar tus mandarinas. Esto significa que el terreno debe recibir al menos 6 horas de sol directo cada día. Si tu huerto es demasiado sombrío, entonces la fruta no será tan dulce como debería.
También deberás asegurarte de que el suelo sea suficientemente profundo y bien drenado. Las mandarinas necesitan un suelo rico en nutrientes para crecer bien. Si el suelo es demasiado arcilloso, entonces puedes agregar materia orgánica para mejorar la estructura.
Cuando hayas preparado el suelo, es hora de plantar tus mandarinas. Esto es mejor hacerlo justo antes de que comience la estación de lluvias. Si es posible, planta tus árboles en un lugar protegido de los vientos fuertes.
Asegúrate de que cada árbol tenga suficiente espacio para crecer. Es mejor plantar los árboles a una distancia de al menos 5 pies entre sí. Si estás plantando varios árboles, entonces puedes dejar una distancia de 10 a 15 pies entre cada fila.
Una vez que tus árboles estén plantados, necesitarás regarlos regularmente. Las mandarinas necesitan alrededor de una pulgada de agua por semana, así que asegúrate de que el suelo no se seque demasiado.
También es importante fertilizar tus árboles de vez en cuando. Esto ayudará a alimentar a los árboles y a asegurar que produzcan frutas dulces y jugosas.
Finalmente, es importante recordar cosechar las mandarinas cuando estén maduras. Esto suele suceder entre los meses de octubre y diciembre, así que mantén un ojo en tus árboles en estas fechas para asegurarte de que no te pierdas la cosecha.
¿Cómo almacenar las mandarinas?
Una vez que hayas cosechado tus mandarinas, necesitarás saber cómo almacenarlas correctamente para que se mantengan frescas y jugosas por más tiempo.
Lo primero que debes hacer es eliminar cualquier fruta que esté dañada. Esto ayudará a prevenir que el resto de las frutas se pudran. Una vez que hayas eliminado todas las frutas dañadas, asegúrate de lavar todas las mandarinas para eliminar cualquier suciedad.
Una vez que las mandarinas estén limpias, es hora de empacarlas para almacenarlas. La mejor opción es usar cajas de cartón o cestas de mimbre para empacar las frutas. No uses cajas de plástico, ya que esto puede provocar que las frutas se pudran.
Cuando hayas terminado de empacar las mandarinas, asegúrate de etiquetar la caja o cesta con la fecha de recolección. Esto te ayudará a recordar cuándo cosechaste tus mandarinas y cuándo deberías consumirlas.
Es importante mantener las cajas o cestas con las mandarinas en un lugar fresco y oscuro. Esto evitará que las frutas se sequen o se pudran. También es importante mantener la caja lejos de la luz solar directa, ya que esto hará que las frutas se vuelvan amargas.
Por último, es importante recordar que las mandarinas no se deben almacenar en el refrigerador. Esto hará que las frutas se vuelvan fibrosas y amargas. Si necesitas mantener tus mandarinas por un largo período de tiempo, entonces lo mejor es congelarlas. Esto ayudará a que se mantengan frescas y jugosas por mucho más tiempo.
Esperamos que este artículo haya aclarado algunas preguntas sobre el origen de las mandarinas y que te haya animado a plantar una variedad de estas en tu huerto urbano. Las mandarinas son una fruta versátil que se puede disfrutar fresca o usar en ensaladas y muchas otras preparaciones. ¡Es una excelente forma de añadir variedad a tu jardín y a tu mesa!